Joaquín Rucoba y Octavio de Toledo, arquitecto del Beti-Jai, fué a su vez el arquitecto municipal de Málaga entre los años 1870 y 1883. Allí construiría, entre otras obras, la Plaza de Toros de "La Malagueta" y el Mercado de Alfonso XII o "Las Atarazanas", edificio pionero en el uso del hierro, y donde la labor protectora de Rucoba consiguió salvar la puerta de las atarazanas malagueñas (del siglo VIII), al integrarla en el mercado.
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