En estos últimos días, las noticias sobre el frontón Beti-Jai están ocupando repetidamente la atención de los medios de comunicación, y las declaraciones de los grupos políticos y los responsables de la administración municipal se superponen unas sobre otras y a veces de forma contradictoria, lo que preocupa considerablemente a los que defendemos el valor de este edificio histórico, porque no vemos claro ni la inexplicable falta de decisiones anterior ni la súbita precipitación actual. Hace dos semanas, la concejalía de Chamberí no sabía nada de este tema, ni por qué se había instalado ya allí un andamio y una caseta de obras. Una semana después el propio alcalde dice que no pueden invertir un euro en este edificio porque es de propiedad privada y no le corresponde actuar al Ayuntamiento. Ahora nos acabamos de enterar por la Coordinadora de Urbanismo, Beatriz Lobón, de que se ha emprendido una obra de reparaciones por acción sustitutoria (el Ayuntamiento hace la obra y pasa factura a la propiedad), que no sólo afectará a la fachada sino también a los interiores, para lo cual se ha conminado a la propiedad a facilitar una llave antes de siete días, o voluntariamente o por acción judicial.
En principio la noticia parece buena, pero hay algo en ella que no entendemos y que nos preocupa, pues hasta ahora la actual Corporación no sólo ha mostrado un patente desinterés hacia esta obra, sino que estuvo a punto de echarla a perder hace cuatro años al sugerir su descatalogación para permitir las obras de un hotel de oscura procedencia. Ese turbio precedente tiñe de expectación cualquier decisión por acción u omisión de este Ayuntamiento, y nuestra inquietud no desaparecerá hasta que demuestre que efectivamente quiere recuperar de manera adecuada, para los ciudadanos de este país, lo que es un Bien de Interés Cultural incoado y una joya arquitectónica e histórica única en el mundo.
A pocas semanas de que la Comunidad de Madrid publique la declaración definitiva como Bien de Interés Cultural el frontón Beti-Jai, no parece procedente iniciar una acción apresurada y sin las garantías de que se ajusta escrupulosamente a las condiciones que impondrá esa declaración, sobre todo cuando no se conoce qué tipo de proyecto hay detrás ni quiénes son los profesionales que van a llevar la obra, pues es un gran peligro el que entren allí los operarios sin un proyecto previo dirigido por un arquitecto experto en este tipo de restauraciones, y empiecen a picar y meter cemento y acero por las buenas, porque estamos ante un edificio "delicado" en el que la construcción es un dato muy importante, dado que expresa una tecnología muy interesante de finales del siglo XIX, en la que reside parte de sus valores. Si, por ejemplo, ahora se reforzasen estructuras y forjados con perfiles normalizados y bovedillas estándar se podrían destruir muchos elementos de interés, y si se arrancasen y sustituyesen por las buenas las estructuras de andanadas y escaleras, los daños serían irreversibles. La declaración BIC sí tiene en cuenta -como sabemos- estos aspectos, pero este apresuramiento es inquietante, porque hasta si está impulsado por las mejores intenciones puede resultar equivocado y no deseamos que se entre en el Beti-Jai como un elefante en una cacharrería, como si se estuviésemos ante un inmueble convencional, porque los resultados pueden ser demoledores. Como se dice, el infierno está empedrado de buenas intenciones y los ejemplos de ello nos rodean a diario en esta ciudad, si además estas intenciones no se entienden o no están claramente explicadas, es comprensible nuestro temor.
Concretando, queremos preguntar a los responsables con qué proyecto, con qué técnico acreditado y con qué finalidad se está actuando, porque al decir consolidación se puede estar hablando de cualquier cosa. ¿Se van a restaurar los muros de fachada interior y exterior preservando y recuperando su decoración?. ¿Se van a restaurar las cubiertas de los dos cuerpos edificados del fondo y de la calle?. ¿Se va a restaurar el muro de ladrillo visto?. ¿Los forjados del graderío, respetando las viguerías curvadas, los pisos de entablado de madera y las bovedillas "de revoltón" decoradas con pinturas? ¿La estructura de hierro del graderío con su configuración y detalles originales, analizando cuales eran los colores originales de la pintura?. ¿Las escaleras de estructura metálica vista y peldañeado de madera?. ¿Los zócalos que se conservan de azulejería?.....
No esperamos, exigimos, una respuesta rápida y adecuada dada la trascendencia y gravedad del tema.
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